Insomnio [Libre]

Hoy parece que la noche se los ha llevado a todos…
El finlandés había salido de casa en silencio, no quería despertar a nadie, ni siquiera a Hanatamago, pero ahora se sentía culpable por salir sin dejar siquiera una nota. ¿Y si alguien despertaba y lo echaba en falta? Qué tontería, apenas eran las 4 de la mañana.
Paseó durante un par de horas, sin prisa. Pasó por una panadería y compró el pan recién hecho y algunas pastas. Al salir de la panadería dio un bocado al pan, adoraba el pan caliente, y se encaminó a casa de nuevo. Esperaba que nadie se hubiese levantada y así poder hacer el desayuno y sorprenderles a todos pero al llegar a la puerta se dio cuenta de que no llevaba llaves.
¿Cómo se le habían olvidado las llaves? Sencillo, eran la 4 de la mañana y no había podido dormir.
No quería despertar a nadie así que no llamó a la puerta y tranquilo se sentó enfrente de la puerta esperando a que alguien se levantase y le abriese.

Se despertó en mitad de la noche víctima de una pesadilla. De nuevo había soñado con los ojos fríos de Suecia, que la convertían en un cubito de hielo.
Quiso ir a la habitación de su hermano para dormir con él, pero se encontró la cama fría y vacía.
-¿Tino? ¿Hermano? ¿Dónde estás?
Con Hanatamago, que había despertdo, fue a la lanta baja a buscarlo, y se encontró con la luz de la entrada encendida. ¿Estará... fuera?, se preguntó. Abrió un poquito la puerta principal y se asomó.
-V-Veli...? Oletko siellä?

Dio un pequeño bote acompañado de un leve gritito cuando la chica abrió la puerta, realmente no esperaba que hubiera alguien de pié a esas horas.
-¿Su- Suomi? ¿Qué haces despierta?-
Se levantó con lentitud y se coló raudo en la casa. Ya dentro se refregó las manos, hacía un poco de fresco en la calle.
-Suerte que estabas por aquí. Salí en la noche por que no podía dormir y me dejé las llaves… Que cabeza la mía…-
Entró en la cocina y dejó la compra en el mármol.
-¿Quieres algo?- Dijo sacando un croissant de la bolsa.- Están recién hechos.-

Encendió la estufa al ver que su hermano estaba con la nariz y las orejas algo enrojecidas, seguramente del frío.
-No podía dormir, así que fui a tu cama y no estabas... -dijo algo sonrojada, porque era algo que no hacía desde que eran pequeños.
-¿Cómo se te ocurre salir a estas horas? Pero dame un croissant, por favor...
Masticó el dulce lentamente, disfrutando su sabor.

Le dio uno de los croissants a su hermana sonriente por lo que le había dicho y agradecido porque encendiera la estufa.
-Bueno… es que, como ya dije, no podía dormir y como no quería despertar a nadie… decidí salir a pasear. Las calles vacías cuando es tan tarde ¿tarde o temprano? Bueno que a esa hora se está muy tranquilo en la calle-
Rió por lo bajo y puso a calentar un poco de chocolate.
-¿Y cómo es que has ido a mi cama? Ya hace mucho que no te pasabas por allí. ¿Alguna pesadilla?-

[Siento mucho la tardanza, estaba segura que había respondido ya...]