En busca de la distracción (?) {Libre}

Le pareció muy curiosa la personalidad del danés, sonrió un poco por la forma tan peculiar de saludarlo, se había encontrado con alguien tan diferente a él. Tendría que aprender a tratarlo, no podía actuar como lo hacía con Gilbert, despues de todo con él no tenía esa clase de confianza.
-Solo buscaba un lugar para leer - Le contestó, no muy seguro si eso era lo que el otro quería saber, o si eso era lo que le había preguntado.

Imaginó que por otro buen rato no avanzaría en el libro que cargaba, así que marcó la página por donde iba y cerró el ejemplar, colocándolo a su lado. Volvió su rostro hacia el nórdico para hacer la charla mas fácil.
-Que tal estas? - Probó de nuevo, no parecía haber escuchado la pregunta anterior y andaba de buen humor como para irritarse por algo así.

Sonreí cuando el rubio lo hizo y me di cuenta que al fin y al cabo, las apariencias engañaban muchísimo en algunos casos; y este no era menos. Sonrió como una persona normal, y además no parece tan estirado como el aristócrata...

- Leer es aburrido... murmuro mientras me pongo de morros mientras me cruzo de morros, pareciendo estúpido o infantil. - Es mejor pescar... Le espeto antes de tirar un poco más de migajas a los pájaros.

¿Me vuelve a preguntar lo mismo de antes?, ¡ pero si he respondido! me dije mientras suspiraba de nuevo. - Gut. Dije en un alemán bastante pobre en entonación, pero que salió ligeramente fluyente de algún modo.

((uyyy lo siento.... no puse suficiente atencion... Gomen))

Aprecio el gesto de que le hablaran en su idioma a la pregunta que había hecho. Pensó solo por un momento que talvez sería mas fácil tratar con él.

¿Que acababa de decir? Talvez se apresuró a sacar conclusiones. Definitivamente pescar no podía ser mejor que leer, de eso estaba seguro, si Den quería iniciar un debate, defendería con gusto uno de sus pasatiempos favoritos.
-No es verdad... prefiero leer, te lleva a otros lugares - Se escuchaba cursi, pero era la verdad, por eso le encantaba tanto hacerlo, siempre que podía, lo calmaba y le ayudaba a pensar.

-Y no te aburres de esperar a que lleguen los peces? - Hasta ahora había creído que el otro sería demasiado impaciente para lograr esa actividad.
Pero talvez el otro sabía algo que él no, alguna especie de técnica danesa especial que lo hacía ver menos monótono. (xD)
Pensó que sería entretenido ir a pescar alguna vez con Dinamarca.

(( No prob. Yo he escrito "se cruzó de morros" en vez de "se cruzó de brazos" xDD))


- ¿Desde cuando leer es capaz de llevarte a otro sitio si para tener que leer algo hay que estar sentado sin moverse siquiera un milímetro del sitio para no perder el dichoso y de la trama que se está leyendo? Lo he dicho con tanta rapidez y sin pausas, que he debo tomar unas cuantas bocanadas de aire. Definitivamente, parezco idiota... Me murmuro a mí mismo en silencio.

- ¡¿Eeeeeh!? Me levanto de un salto del asiento, teatrilizando mi gestualidad y a su vez aparentando un sobre-asombro.
- ¡¿CLARO QUE NO!? Le espeto con cara de decepción. - ¡Los peces vienen a mi vera porque saben que soy EL REY del continente escandinavo! Apostillo mientras saco la bolsa con los dulces.

-Se trata de viajar leyendo, puedes viajar muy lejos sin levantarte de tu silla - Dijo calmadamente pero firme, como era habitual en su voz. Y seguía pensando que el otro no parecía ser una persona caracterizada por su paciencia. Se veía mas del tipo de hacer deportes extemos y esa clase de cosas que hace la gente cuando le sobra energía.

-De a..... cuerdo... - Dijo lentamente intentando aceptar la sobreexaltación del otro respecto a su forma de parecerle atractivo a los peces.
Pensó un momento... ya que estaba aquí, no parecía que iba avanzar en su lectura por un buen rato, y el otro quería probar con tanta energía sus destacadas habilidades para la pesca... ¿Porque no?
-¿Porque no me muestras la diversion de pescar? - Le dijo al otro, invitándolo a demostrarle al alemán que se equivocaba, o a probar su teoría de que el danés se cansaría y aburriría rápidamente despues de pocos minutos.

Ignoré todo lo que dijo, definitivamente, su carácter es tan raro y distinto al mío, que dudo mucho que tenga alguna buena idea.
Mientra estaba de pie, me estiré bastante alzando algo la ajustada camiseta de color oscuro mientras escuchaba aquello último.
- ¿¡D-de verdad!? Exclamé con energía mientras abría los ojos de par en par, mostrándole al ario alemán mi emoción.

- ¡ME ALEGRO OÍR ESO!. ¡AH, Y CLARO QUE TE ENSEÑARÉ! Vociferé con un tono chillón y alegre.

La emoción del danés era evidente, y de alguna manera contagiosa. Por alguna razón la idea de ir a pescar con el, no le sabía mal en absoluto. De hecho le agradaba, imaginaba que pasaría un rato entretenido, y al ser peces lo que se quería obtener, sabía muy bien que no se podía ser tan ruidoso; así que eso no sería un problema para él.

Lo acompañó al levantarse despues del otro
-Vamos, esta es tu casa. Guíanos - Dijo animando como él podía hacerlo, no sonriendo exageradamente o dando saltos y bailes como otras personas, pero animando en fin.

((Haras un tema DenSu???.. te prometo que lo stalkeo!! xD))

((Eso tendría que preguntárselo Sweden x//D Pero por el chat no me podré pasar porque no me da tiempo ;~; sería en todo caso hablarlo por mp :/3 ))

Al escuchar su respuesta, no puede evitar agarrarlo del brazo con fuerza para seguidamente tirar de él. - ¡Vamos a casa! Anuncié mientras echaba a correr con él agarrado del brazo.

Corrimos por las largas y eternas calles de la ciudad de Copenhaguen mientras la gente cuchicheaban sobre miles de temas que podrían formularse al ver a dos hombres agarrados del brazo de tales maneras. Yo, ni me daba cuenta, aunque tampoco me importaba en absoluto.
- ¡No tardaremos! Exclame con una sonrisa sin mirar atrás.

¿En serio el otro era mayor que él? No parecía en absoluto llevandolo, no, arrastrandolo del brazo con tanta fuerza. Alemania mismo sabía que era muy fuerte y que nadie podía moverlo tan fácilmente, pero aquí mismo el danés parecía poder moverlo con tanta ligereza, sin ninguna clase de dificultad.

Observaba con marcada verguenza la forma como las demas personas se les quedaban viendo, intentaba agachar la cabeza pero tenía miedo de tropezar y caerse o partirse la cara, o romperse su vestimenta ya que el cuidaba muy bien, limpiaba y planchaba la ropa que usa cada día, sería un desperdicio.
-C-calmate! - Fue lo único que lograba decir al saltar ciertas piedras que podrían causar no queridos accidentes, tomando aire y siguiendole el ritmo al otro.

- ¡No hay tiempo que perder para pescar! Grité eufórico mientras seguía dandole ese tirón que provocaba miles de cuchicheos entre el gentío más charlatán del lugar.

Debo de admitir, que el rubio pesa lo suyo, pero eso no quiere decir que yo no pueda moverlo como si nada; solo que hago más esfuerzo de lo normal.
Finalmente, paramos enfrente de una enorme casa de color beige, las ventanas estaban entreabierta y se podía apreciar como algunas cortinas de color cían ondeaban fuera de la casa
para mostrarse "rebeldes" al salir del hogar.

Suspiré y el brazo del chico solté mientras sonreír.
- ¡Bienvenido a mi casa! Grité con énfasis mientras estiraba tanto el brazo que parece que se me va a desencajar del cuerpo.

Seguía sin poder hacer nada respecto sobre el agarre del otro. Así caminaron, y medio corrieron por quien sabe cuanto tiempo, no llevaba la cuenta de los minutos y ver el reloj sin distraerse y/o caerse era una misión imposible, incluso para él; ni siquiera lo intentó.

Llegaron finalmente y cuando le soltó el brazo por fin, tomó un poco de aire por el cansancio que toda esa carrera le había provocado, se recuperó rápidamente ya que estaba acostumbrado al ejercicio, no le presentó mayor problema, solo tenía un poco de molestia en el brazo por la firme agarrada que le habian dado.
-Es bonita - Dijo al verla, imaginaba que aquí tomarían las cosas necesarias para su día de pesca. En verdad la casa de Den le parecía muy atractiva por fuera, los colores armonizaban perfectamente con todo el ambiente. Comenzó a preguntarse si estaría desordenada por dentro, no resistiría la tentación de ordenar, con su forma obsesiva-compulsiva de mantener la limpieza siempre.

Cuando añadió el rubio aquel término hacia mi casa, una enorme, pero estúpida sonrisa, se esbozó en todo mi rostros. Estaba orgulloso de mi casa.

- Tak! Añadí agradecido mientras añadí : - La hice yo. Desde el esqueleto hasta la elección de colores y muebles. A mi gusto, claro... Hurgué la mano dentro del pantalón para sacar unas pequeñas y finas llaves de color azulado, color que yo mismo pedí que "tintasen" para mi gusto personal. Aveces era algo meticuloso.

Después de unos poco minutos, la puerta se abrió entrando yo rápidamente . - Mi dulce hogar digna de un REY~ Reí un poco y miré al germano. Pasa!. Pasa!. No tengas timidez en entrar en mi agradable morada.
Sonreí nuevamente estúpido y despreocupado mientras iba de un lado a otro, cotilleando cada rincón de mi propia pasa, como si hubieran pasado siglos y no me acordase de ella. Que exagerado soy aveces... me murmuré.

El aspecto de la casa era extraño y bastante clásico a su vez. Las tonalides azuladas de distintas escalas se podían apreciar principalmente en el tela de cada uno de mis muebles;
algunos de ellos, tenían una tonalidad de color rojiza. Un cambio brusco del ambiente si sabes apreciar y diferenciar entre frío y calor.
Varias librerías se apoyaban en la pared de madera; aparentemente cerezo o abedul, pasando por alto alguno detalles cristalinos como la lámpara de telaraña, la cubertería fina y algunos más elementos que mi casa adornaba entre la entrada y el comedor.
Me quedé en la puerta con la espalda bien estirada y el pecho musculado marcado por la estrecha camiseta de color rojo. Un rojo chillón como el hilo que está "pintado" los sofás, alguna que otra cortina y, sobretodo, la gigantesca alfombra que está en el centro del recibidor, decorada con letras escandinavas y con un estampado de un niño con un arpón y un gran oso blanco que amenaza con atacarlo.
Lamentablemente, apenas se puede apreciar, pues la mesa cubre parte del dibujo.

No era experto en decoraciones, por lo menos de casas, pero había encontrado el ambiente muy acogedor, bastante nórdico.
El desorden que había esperado estaba ausente, a pesar de ser una casa grande, estaba todo practicamente en su lugar, parecía que le importaba mucho esta casa, no la abandonaba, como a veces tocaba hacer en tiempos de guerra o conferencias mundiales. Le recordó que su casa difícilmente parecía la misma cuando Gilbert o Feliciano se paseaban o se quedaban a dormir; por lo menos Kiku era mucho mas respetuoso como para ponerla de cabeza.

¿Digna de un rey dijo? Parecía arrogante, pero no podía decir que era totalmente falso, claro tampoco era el castillo de Neuschwanstein*, pero era una casa bastante única.
Entró a la casa, se quedó quieto esperando que le indicara donde podía sentarse.
-Danke - agradeció una vez estuvo dentro, y volvió a ver a su alrededor, gustándole cada detalle.

_______________________
(((*Amo ese castillo!!))

- Er ikke ((No es nada)) añadí rápidamente mientras le señalaba el enorme sofá triplaza, es el que estaba de espaldas al enorme ventanal que mostraba los detalles del exterior.

Mientras que esperaba que el ario se sentara, bostecé algo descarado, mostrando una apariencia aniñada encerrada en un cuerpo de atleta y adulto. Una combinación extraña y poco común. - Siempre intento invitar a Norge o al gafotas a mi casa, pero se niegan. Declaré mientras le daba la espalda.
Crucé los brazos, aparentemente reflexivo y mi cabeza la agaché un poco para dar una pose algo dramática. - Supongo que... será porque no están del todo acostumbrados a estar en este "palacio" El tono sonó un poco cínico y burlesco, pero mi posición mostraba lo contrario; mostraba pena y añoranza.

- Oh... ¿Quieres algo? aventuro a la vez que me giro para verlo, mostrándole una embobada sonrisa a pesar de la melancolía de antes. Era un ser extraño.

Muy agradable país, curiosa y extraña persona.
Por lo que le había dicho, Den tenía muchos deseos de que lo visitaran Noruega y Suecia... Eso era extraño, por lo que Alemania sabía esos países habían sido muy amigos desde tiempos antes de su propia unificacion, suponía que los tiempos cambiaban, mas que todo al independizarse. Jamás entendería esa sensación, desde que podía recordar cuando pequeño admiraba y amaba a su hermano mayor, ahora de grande aunque era un poco inmaduro, le parecía el mejor y mas fiel soldado que existía.

Cuando le pregunto si quería algo, se dio cuenta de la sed que tenía, en un inicio pensó en agua... Pero habían cosas que había escuchado del danés, como su inmenso gusto por cierta bebida, que para su buena fortuna, era la misma que al alemán tanto le gustaba. Así que no pudiendo dejar de lado la pena que sentía, preguntó...
-Tienes cerveza? - Se aventuró, esperando una respuesta positiva, ya que era su bebida favorita, lograba calmarlo y ponerlo de buen humor. El seguir imaginando el sabor de la misma solo podía hacerle agua la boca.

Ensanché descomunalmente la mandíbula, mostrando una exagerada sonrisa que mostraba una mezcla de adicción y alegría. - Jé... ¡Claro!. ¡¡Y de las mejores del país!! le apostillé de buen humor, tanto que parecía que me había tocado la lotería y no pudiera ocultar el júbilo.
- ¡Ahora traigo una buena jarra! Espeté mientras me marchaba como alma que lleva el diablo en dirección a las escaleras. La cocina donde estaba los alimentos estaba arriba y la de cocinas abajo. Demasiadas habitaciones.

Subí las escaleras, tropezando torpemente con alguna de las alfombras mientras mis ojos chisporroteaban chispas de emoción. ¡Es genial encontrar a alguien que beba cerveza y que no sea danés! Pensé mientras abría la puerta para internarme en el inmaculado habitáculo de color blanco. Casi parecía un manicomio (?) con tanto blanco.

-Ja... danke - Se quedó esperando mientras el alegre danés buscaba emocionado un poco de cerveza que por lo que se veía, sería para ambos.
Mientras lo esperaba se sentó en el sillón de la sala en la que estaba, en anticipación de cual sería el tipo de cerveza que el oro traería. Dijo que era de las mejores, normalmente Ludwig solo tomaba las hechas en su país, no tenía tanto en claro como era la danesa, si era mas fuerte o suave, ignoraba todo eso.

Por lo menos el momento de depresión del otro había pasado en un abrir y cerrar de ojos, se le veía muy felíz siempre, eso le agradaba, personas que sonrieran sin importar nada, una parte de él ansiaba ser así, aunque de momento sabía que le gustaba rodearse de ese tipo de personas, completamente diferentes a él.

Deambulando por la despensa del piso superior, solo encontraba zumos de uva,piña,fresa,macedonia (?)...todo tipo de bebidas suaves y dulces que la gente como el
aristócrata o quizás los niños como Peter (Sealand) ansiaban probar cuando se encontraban en casas ajenas a la suyas. Aunque... Roderich aveces pedí una bebida de su país, no recuerdo el nombre.

- Será...¡ARG! No pude acabar la frase, pues un estante se soltó de su sitio y tuve que coger muchas botellas al vuelo, teniendo cuidado de que la madera no me diera en la cabeza. - DETTE ER DAMN! (MALDITA SEA ESTO!) gruñí un poco, pero lo pude solucionar con un par de minutos ocupado.
- Estará...¡aquí! finalicé la última palabra con una ruidosa risotada mientras agarraba la botella por el cuello y tiraba el líquido amarillento dentro de una enorme jarra de 5L (?).

- ¡Ya voy~! dije después de tardar unos minutos de más mientras buscaba unos vasos para beber a cerveza. - Perdona que haya tardado.

Regresó despues de tardarse un rato, y por lo que podía ver había tenido unos pocos problemas al traer la cerveza, se le veía muy agitado y cansado. En verdad era entetenido.
Tomó la jarra que le dio y contempló el frío líquido amarillo, que parecía estarlo obligando a beberlo, al parecer era un bebedor sin remedio, o ambos lo eran.

Llevó la jarra a su boca, estaba muy helada, pero eso solo lo mejoraba. comenzó a tragar lentamente, pues no había prisa, y sintió el dulce ardor en su garganta que le provocaba el alcohol, en verdad estaba deliciosa. Se dio cuenta cuando llegó a su estomago que el sabor era diferente a la que solía consumir, pero no estaba mal, en absoluto.

-Como llamas a esta cerveza? - Dijo refiriendose a la marca o compañía que la fabricaba. Talvez incluso, termiraría comprando unas cuantas de este tipo, para variar.

- Esta cerveza se llama Carlsberg. Es la más cara de toda Dinamarca, y no se encuentra en casi ningún sitio. Anuncié con un tono que se volvía orgulloso después de hablar de algo de mi país. - Probar su sabor, es un PRIVILEGIO para todo extranjero. Añadí finalmente con una leve pose que simbolizaba el digno orgullo de un joven orgulloso de su lugar de procedencia y de sus cosas.

Cogí el vaso de cristal y añadí la cerveza. - Aparte de cara, es bastante fuerte. Aunque... le doy un trago largo, dejando la mitad del vaso. - ...aunque no tan fuerte como la alemana.