[Privado] Reencuentro.

Hoy era un día a medias bueno, por así decirlo, al menos hoy tenía oportundiad de gozar de su tiempo libre. Y con tiempo libre se refería en su mayoría a arreglar la casa, el jardín, las habitaciones. Y realmente ene so se pasó la mañana.

Ahora se encontraba sentado en una de las sillas de la cocina, mirnado de reojo el horno, quien le viese solo diría que está cocinando eso que muchos catalogaban como veneno o cosas peores; pero la verdad era que intentaba despejarse, porque, minutos atrás se había puesto a ordenar justamente el cuarto, no cualquiera, sino "ese cuarto, el que una vez fue habitado por cierto americano, pero que ahora conservaba solamente soledad y nostalgia. Siendo sinceros, si le deprimió un poco, volvió a su memoria el largo tiempo sin saber de él.
Por esa razón quiso distraerse, y terminó así, lleno de harina, esperando que sus Scones terminasen de cocinarse. Sin embargo, sus pensamientos se desviaron ante el constante golpe en su puerta, que empezó de forma repentina y algo impaciente, fueron tantas las ocasiones que no dudó en correr preocupado de que fuese algo grave.

Después de tropezarse con unas de las pequeñas mesas de la sala, logró llegar hasta la entrada, con la respiración algo agitada por la carrera, abrió el portón esperando de que fuese algo importante. Pero, cuando lo hizo, fue su boca la que se abrió ligeramente de forma inconsciente. Era él, ¡él! .- ¿A-Alfred? -Preguntó, sin moverse de su sitio, pasó la mirada por el otro, sonriente, feliz, y...se dio cuenta de un ramo de flores, se preguntó entonces si se había perdido y quería que le ayudase a encontrar su cita. Hizo una pequeña mueca de disgusto, ahora que se daba cuenta, había salido a atender sin sacarse nada ni deshacerse del harina en su ropa o su rostro, aprovechó para sacudirse disimuladamente, fingiendo indiferencia, por dentro, bastantes emociones le estaban molestando la mente, no quería hacer el ridículo frente al otro, definitivamente. -¿Acaso...buscas algo? - Preguntó, mordiéndose un poco el labio, en realidad quería decir ¡Hace tanto tiempo que no te veo, idiota!.

La verdad, mientras él había ido a abrir, el horno continuó prendido, calentando si no se apuraba, se quemarían sus Scones, pero practicamente eso era lo que menos ocupaba la mente del inglés en este momento.

Lo que en realidad estaba en la cabeza de Arthur, en este mismo minuto eran las flores, las hermosas rosas, ¿Cuánto tiempo llevaba sin que le regalaran algo así?, mejor dicho, lo que le importaba era de quién provenían, su rostro comenzaba a enrojercerse, mientras intentaba fruncir el ceño, la verdad es que le costaba mostrarse molesto con un gesto así. Debería agradecer, por mucho que su orgullo le gritase que no, tragó saliva y miró a otro lado, claramente apenado, este tipo de situaciones no eran sus favoritas, bueno, debería admitir que en cierta parte sí, pero en cuanto a como reaccionar, eso si era lo peor de su asunto.

Entrecerró levemente los ojos, un susurro leve salió por sus labios. -T-thank You. - Respondió en voz baja, escuchando con atención las palabras que salían de boca del americano, pero ante la pregunta tan espontánea, ni tuvo tiempo de hablar, el otro había adentrado a su casa, y claro, el seguía hecho un desastre. -...I-idiot! No te dije que sí.- Se quejó desde la puerta, cerrando la misma para luego detenerse a oler su obsequio, adoraba la escencia de las Rosas, por lo menos así no demostraba tanto su vergüenza.

Sinceramente, no se atrevía a preguntarle que hacía aquí, ni cuenta se dio cuando sus palabras escaparon solas. - ...Hace mucho tiempo que no te veía.- Comentó, cuando se dio cuenta de lo que había dicho, ya era bastante tarde para justificarlo.

El británico frunció el ceño al ver el caso omiso que prestaba el menor a sus gritos y sus quejas, era como si practicamente le diese igual el hecho de que estaba en casa ajena y de que él era la autoridad en ese sitio, su casa, y en mayúsculas para dar más énfasis : "SU" casa, además, tampoco quería que por accidente entrase otra vez a su anterior cuarto, porque, para ser sinceros, lo mantenía cómo si de un museo se tratase, tan solo para acordarse siempre del error que hizo. Obviamente, no podía caber la menor duda de que así era, no es cómo si mantuviese una clase de pequeña obsesión traumática gracias a la post-guerra, ni mucho menos que aún sentía algo por el más alto.

Por eso mismo fue que apuró sus pasos, nervioso levemente a la posibilidad de que descubriese lo serio que era para él conservar esa clase de recuerdos, se detuvo al notar que estaba viendo fijamente una de sus fotos, enarcó la ceja al verle tan extraño, comenzó a acercarse a quedar pocos metros de distancia del americano, posando su mirada en la misma fotografía, remarcaba su faceta de pirata, aquella en la que fue atrevido, indiferente y egoísta, que, practicamente lograba todo lo que quería.

Subió la mirada al escucharlo, iba a decir algo en respuesta, pero entonces, después el estadounidense comentó algo acerca de que algo se había quemado...Oh my god!, ¡Sus Scones! Tragó saliva antes de correr en búsqueda de la cocina, avergonzado por completo, cuando alcanzó por fin su carrera, se acercó al horno, botaba humo y poco faltaba para que la alarma de incendios se activase.- ¡No, No, No! - Intentó abrir la compuerta para sacar los quemados panecillos, pero lo único que logró fue quemarse las manos, haciéndole alejar, soltando un quejido- Fuck! - Gritó adolorido, miró a la puerta, por favor, que Alfred ni se asomase.

Entrecerró los ojos ante el calor que ahora sentía en sus manos, dolía, y mucho, pero eso no le daba razones como para aceptar la ayuda de alguien más, cómo siempre, solía mantener su orgullo muy por encima de sus necesidades reales. Pero, el punto era que no quería actuar como un idiota frente a Alfred, era de esas personas que tenían que entender que merecíar respeto, pero, al parecer ya el otro se había enterado que algo pasó, puesto que gritó por él.

Y no sólo eso, sino que llegó a la cocina, hecha un desastre, apenas le dio tiempo a reaccionar. -I am...I am fine! - Mintió, pero ya no veía al americano, y en un parpadear de ojos, sintió como se estaba mojando, retrocedió enseguida, resbalándose un poco con el agua. -Fuck! What the bloody hell are you Doing!? - Reclamó, aunque, cuando por fin cesó aquella repentina "lluvia", todo estaba peor que antes.

Su cuerpo temblaba levemente gracias a un repentino escalofrío, ni siquiera quería ver sus manos ahora, las mantenía inmóviles mientras notaba como el otro se acercaba, un rubor apareció en su rostro sin evitarlo. -....¡Idiota! ¡Mira lo que has hecho! - Negó con la cabeza.- N-no quiero ir al hospital, estoy bien, ¡te lo dije antes!- Le era imposible decir gracias, sinceramente, aunque el dolor en la yema de sus dedos reclamaba atención.

Le recordaba vagamente a los multiples incendios que habían atravesado gracias a los ataques de la guerra; obviamente el dolor no era comparable, en lo absoluto. Pero sentía perfectamente como su piel comenzaba a inflamarse, tornándose molestas ampollas que sabría que luego dolerían si no las trataba.

Aunque interrumpió sus pensamientos al sentir los brazos del americano rodearle y lograr cargarlo, lo que logró inquietarlo notoriamente, intentando moverse algo incómodo, hasta quedar en el sillón, le miró entonces, hizo un mohín al sentir que no le daba tiempo siquiera de responder, hacía bastante que no veía a Alfred preocupado por nadie, y en parte eso le hizo callarse, por alguna tonta razón se sentía especial.

Entrecerró los ojos ante ello, ¿Qué demonios estaba pensando?, frunció el entrecejo, quizás estaba viendo todo cómo él quería y no cómo en verdad era, podía estar ilusionándose en vano, una vez más.

Mordió ligeramente su labio inferior, de forma insegura, aún algo nervioso ante la idea de que el otro le ayudase a curarse, le veía llegar nuevamente, lo que lo hizo incorporarse en su puesto, escondiendo casi instintivamente sus manos, le dedicó un gesto de reproche. -T-te dije que estoy bien, Alfred.- Se negaba más que nada por orgullo, no quería que el menor le viese débil, ni necesitando ayuda.

El inglés decidió mantener silencio, quizás porque llevaba mucho tiempo sin escuchar al americano tan concentrado en hacer algo, hasta el que le hablase seriamente le parecía raro, y por alguna razón, fue causa suficiente cómo para mantenerse medianamente calmado, o eso hizo hasta tenerle al lado suyo y verle sacar los materiales para curarle.

En cuestión de segundos frunció el ceño, negó con la cabeza, intentando fingir indiferencia, tensándose al sentir que le cogía del brazo, ladeó la cabeza al escuchar su disculpa, dándose cuenta del porque lo hacía, no dudo en distraerse regañándolo. - Eres un torpe, Alfred, Se supone que deberías tener aunque sea un poco cuidado si estás en casa aje...-Se calló al sentir un ardor penetrante, se mordió con fuerza el labio inferior para no decir nada, desvió la mirada en ese mismo instante, apretando los puños, alguien orgulloso como el británico no podría admitir jamás que algo le dolía, menos esas cosillas insignificantes, sin embargo...tan solo quería que lo hiciera rápido y terminase de una vez.

-N-ni siquiera lo siento.- Mintió bastante bien, o eso creía él; seguía sin poder ver al menor. - Ugh...¿Falta mucho?-Cuestionó en voz baja, moviendo un poco la muñeca, buscando esquivar el contacto.

Lo veía con atención y recelo, sinceramente no estaba muy acostumbrado a recibir ayuda y desconfiaba mucho de quienes tuviesen aquel gesto consigo, puesto que supondría que algo esperaban a cambio de él o se lo echarían en cara cuando tuviesen oportunidad. Aunque le dolería saber que eso era cierto, tan solo miró de soslayo la pared, sin tener algo que decir al respecto por ahora.

No evitó sonreír al ver que había terminado, mucho más calmado, por supuesto, le dedicó la mirada por unos segundos, no era de aquel tipo de personas que solía agradecer, por eso al momento de hacerlo hasta a él mismo le sonaron raras aquellas palabras. - T-thank you...-Susurró muy bajo.

Ante la oferta se encogió de hombros y vio de reojo la cocina, todavía se veía terrible por lo sucedido antes y le hacía sentir vergüenza de su propio error. Suspiró entonces, encogiéndose en su asiento.- Té...estaría bien, puedo ir a hacerlo y aprovechar a traer algo para tí.- Contestó, levantándose del sofá, tendría que limpiar el derrame de alcohol y de paso todo lo que se hubo quemado, lo cual no sonaba tan divertido, al contrario.