Viaje a Atenas

Nada mas a él le tenía que preguntar el francés, ahora que parecía tenerle idea al canadiense, en un microsegundo, a la derecha de Heracles, apareció un mini greco con toga, y una aureola en la cabeza. Heracles miro extrañado a la criatura semejante a él, que se paraba en su hombro. De pronto otro Grecia de tamaño minimo, apareció a la izquierda, parado justo en el hombro del greco mayor (¿) este vestía de rojo de pies a cabeza, y tenia incluso cuernos, sosteniendo en su diestra un tenedor de tres puntas flechadas, el clásico bien y el mal.

-Mata al canadiense… es una molestia, odia a tus gatos ¿no lo ves? Y quiere que comas pizza D:- dijo su lado “malvado”, señalando a Canadá con el tenedor. Heracles considero lo que el diminuto ser malvado le decía.

-¡No! No debes hacer tal cosa… deja que los dioses se encarguen de él…- interrumpió el lado “bueno” del greco. Heracles se considero la segunda opción ya que, él obedecía a sus dioses.

Los tres miraron al traslucido, y su cara aparente de ternura, luego la pizza; realmente no tenia problemas por comerla…pero… Canadá…. No le daba buena espina, le caía MAL, quería negarle el aperitivo al menos.

-Siempre das ideas tontas…-dijo la representación del mal.

-Tú nunca usas el cerebro…-repico la representación del bien, y así comenzó una discusión entre ambos seres productos de la imaginación del greco.

Heracles miraba al canadiense mientras los “enanos” discutían, un aura catastrófica se vio tras Grecia, por el ruido de sus propias creaciones imaginativas, estas se esfumaron y Grecia respondió al francés.

-Esta bien si comemos pizza…- el aura desapareció y la calma volvió al greco… Mejor seria ignorar la posible idea de que Canadá quería LASTIMAR a los gatos.(¿)

Canadá estaba feliz porque sus compañeros querían pizza, él estaba completamente seguro de que ellos solo querían pizza, porque sus ideas, eran las mejores (si, Canadá siempre ha vivido en su mundo de fantasía), asi que no salía de su felicidad.
Se acercó a Francis y le rozo con la nariz en la cara con intenciones sospechosas, quería puddi.

- France, France, graaaaaaaaacias. - Dijo Canadá aun frotando su fria y translucida nariz contra la barba del frances.

Luego se acerco a Grecia, que parecia haber dejado de observar moscas, o lo que quisese que estuviese mirando y le llamaba tanto la atención y le abrazó.

- Graaaaaaaaaaaaaaaaacias Grecia. - Dijo soltándole rápidamente para no crear una situación incómoda.

Spoiler:

- ¡De nada, Matt!
Francis abrazó amistosamente a Matt respondiéndole al gesto de agradecimiento que este le había mostrado y después se dirigió a los estantes de la bebida donde echó refrescos de naranja, limón y coca cola, aunque fuese un invento de Alfred, el francés ADORABA la coca cola (no es que la user la adore... mentira)
-Cojo estas bebidas, ¿vale?
Mientras metía las cosas en la cesta, intenaba evitar mirar la escena que se estaba dando mas atrás. Canadá abrazaba al griego y, aunque estaba de espalda podía evitar sentir la tensión. CUando Matt era pequeño le había visto alguna vez enfadado y tenía bastante mal genio, así que en esos momentos evitaba hablarle como fuese. No sabía como era Heracles cuando estaba enfadado, pues no había tenido el "placer" de verlo, pero si alguno de los dos decía la palabra equivocada, el otro, con su amable tono de voz le respondería fatal y entonces... Apocalipsis. (xD) Francis siempre ha sido muy exagerado y esto no iba a ser una excepción.

Aunque, si se enfadaban, esperaba que no le interrumpiesen en la cocina. Cuando el rubio cocina, aunque solo sea hornear una pizza se concentra demasiado y le estresa de sobremanera que le interrumpan con tonterías. Así que deseaba con todas sus fuerzas que discutiesen en el salón de la casa del moreno, porque irían a su casa ¿no? ¿O quizás Canadá se negaría porque eso estaría lleno de gatos? Quién sabe....

Un tic curioso apareció en la ceja del greco cuando Canadá le abrazo, su cuerpo se estremeció levemente y su rostro parecía ponerse de un color azul… en su interior gritaba un “¡ug! ¡Traición!” pero mantenía la calma, tenia hambre y no podía destruir los planes del francés, aunque fuera pizza algo debía comer, de cualquier modo aunque él mismo pudiera cocinarla ¡quedaría hecha un desastre!.

-N-No es nada Matt…-dijo entre dientes y estremecimiento, paralizado sin corresponder y complacido con la rápida separación del traslucido. Observo a Francis mientras tomaba las bebidas, volviendo a recuperar su color moreno y perdiendo solides ya que el canadiense le soltó, y podía estar relajado.

Se acerco poco después al francés y sin expresión alguna en su rostro le dirigió la palabra.

-Bien, si es todo vamos a casa… para que uses la cocina…-sugirió, sonriendo con sorna ya que su casa, estaría full(¿) de gatos, claro que a la cocina no les dejaría entrar, y solo por que estaba consciente de que los felinos soltaban pelos y por mas que fuese (DX) no querría comer pizza con pelos de gatos. Así que el canadiense estaría feliz en la cocina libre de felinos… Ya que la idea era proteger a los gatos, y no causar una guerra.

Spoiler:

Fantastico plan, Grecia ofrecía su casa para cocinar. Canadá empezó a sonreir alegremente y a imaginar la casa de Grecia. Grande, amplica, con colores florales, y un gran jardín (no se porque, pero no tengo imagición). Le parecía todo sumamente hermoso, hasta que calló en una cuestión: ¡gatos!

Los pelos de la nuca de Canadá se erizaron y la sonrisa se convirtió en una mueca de terror, no por los gatos, sino por la impresión que podrían llevarse sus acompañantes si llevaba a cabo su malvado plan de destrucción masiva de gatos.
Se imaginó a si mismo entrando a casa de Grecia, y a la salida, nada sería lo mismo...
La gente se apartaría del paso de los gatos, no por admiración y respeto, sino por miedo a morir asficiados o a que les comiesen el cerebro; Canadá pensaba rebozarlos por la basura. Parecerían recien sacados del ataúd.
Sus caras serían como las de una patata pocha. Los ojos, inyectados en sangre, apenas se adivinarían entre la rendija que formaban los párpados. La boca sería azul, las mejillas verdes y sin pelo, y la nariz cambiaría de color y a ratos se les encendería, como al muñeco de "Operando".

Una malevola sonrisa se dibujo en el rostro de Canadá, pero antes de que nadie pudiera notarlo, volvió a su faz habitual y le dedicó a Grecia una sonrisa de agradecimiento por ofrecer su casa.

- Luego podemos leer el horóscopo. - Comentó Canadá sacando una revista de un agujero espacio temporal, asi no tendría que estar pendiente de los gatos, estaría centrado en leer el horóscopo de sus acompañantes... porque Canadá creía en el horóscopo (no como su user), pero sus creencias en el horóscopo, ya eran otra historia.

Spoiler:

-Está bien, vayamos a tu casa- Dijo Francis mientras se dirigía hacia donde estaba la cajera para pagar.
¿Cómo sería la casa de Heracles? ¿Habría demasiados gatos? ¿Estatuas griegas? ¿Se podría llevar alguna para exponerlas en su querido Louvre, como hizo con Feliciano? Todas estas preguntas rondaban su cabeza mientras pagaba con un billete de 50 euros y esperaba a que le devolviesen el cambio.
Recibió un montón de monedas sueltas, y mientras se las guardaba todas en la cartera, chasco la lengua, a modo de disgusto.
-Bueno, ¡Tú nos guías!
No quería que Matt y el griego estuvieran mucho juntos, así que una vez fuera del supermercado se las apañó para meterse en medio de los dos mientras empezó a hablar de temas sin sentido alguno, continuando la propuesta de Matt de leer revistas con horoscopos. Mientras observaba con curiosidad como cerraba el agujero espacio temporal. El rubio lo hacía de otra manera, algún día tenía que probar el modo Canadiense...
-¡El horóscopo! Yo no creo en eso... Ahora han cambiado los signos, ¡me pregunto que seré ahora!

Por mucho que quiso ignorar las acciones del canadiense, realmente le parecía muy extraño eso del agujero, y mas que lo cerrara de esa forma… ciertamente Grecia también abría agujeros (¿) pero… paro de contar xD
Miro a Francia mientras pagaba y luego le daban aquel montón de monedas y… sintió pena por el francés, cargar monedas en la cartera era molesto ¡se caían! Por eso Heracles siempre las cambiaba en los bancos (¿) Asentó con la cabeza cuando Francis le pidió que les guiara, apenas salió del súper mercado noto de inmediato las razones por las cuales Francia se colocaba en medio; evitaba un choque entre estos dos países.

En cuanto al horóscopo, él tampoco creía en eso, pero prefirió omitir algún comentario; mientras caminaba pensaba en un gran plato de comida y baño tipo el antiguo aristócrata griego, seguido de una siesta.

-¡Oh! He olvidado al gato- dijo dándose vuelta a pocos metros del mercado, y luego se encogió de hombros al notar que el gato no estaba. Siguió su camino con un aura de derrota imaginándose la sonrisa de Canadá. Una ves que habían llegado a la casa del greco, este abrió la puerta y les dejo pasar; era de saberse el problema económico de Grecia, pero su casa se mantenía impecable y ordenada, también habían algunas estatuas complaciendo al Francés (¿) cosas que había dejado su madre y no retiraba por cuestiones sentimentales. No se podía omitir el rebaño de gatos por todos lados (menos en la cocina ;D)

-La cocina queda por ahí…-señalo uno de los pasillos mientras cerraba la puerta.

Tras dejar atrás el supermercado poco ecologico en el que dieron bolsas de plástico destructoras del planeta, Canadá notó la presencia del frances separandole del greco, aunque no le dio demasiada importancia, a no ser que... ¡FRANCIS ERA UN SUPERHEROE QUE LE SALVARÍA DE LOS GATOS DE GRECIA!
En la mente de Canadá empezaron a sucederse imagenes de Francis con distintos modelos de trajes de superhéroe, hasta que por fin, se marcharon de allí sin gatos ¡un alivio para el canadiense!

Cuando llegaron a casa de Grecia, solo una cosa se parecía a la que imaginaba Canadá, ¡montones de gatos! Como odiaba el canadiense los gatos, la gente decía que eran limpios, pero eso era mentira... ¿cómo van a ser limpios esas sucias criaturas que se limpian con su propia saliva?

Un escalofrio le recorrió todo el cuerpo hasta que por fin entraron en la cocina, no dijo palabra respecto a la invasión gatuna que había por casa de Grecia, y se sentó en un taburete dejando la mirada perdida empezando a ver el espectáculo del francés.

Efectivamente la casa de Grecia estaba llena de esculturas de la madre del chico. Muy bonitas, si señor... La casa sería ideal de no ser por ese olor a gato que impregnaba cada rincón del hogar del greco.
Entró a la cocina, que no olía tanto a gato y dejó las bolsas encima de una encimera mientras se quitaba la chaqueta con una parsimonia digna de Heracles y miraba hacia todos los lados, buscando el horno. Se giró hacia Matthew, le observaba. Quizás pensaba que iba a hacer un grandioso plato francés lleno de flambeados y cosas por el estilo y se había olvidado de la pizza que el mismo había pedido.... Se dirigió hacia el fregadero y se lavó las manos, mientras se secaba dijo:
-¿Podéis poniendo la mesa?- Sugirió señalando una que estaba en la cocina, sencilla. Seguramente sería del IKEA... Francis odiaba el IKEA, no a Suecia, pues era un señor muy agraciado, pero... ¿Comprar muebles para montártelos tú? Si que algunos eran bonitos. Pero Francis no compraba muebles como los juguetes de los huevos kinders... Movió la cabeza hacia los lados, liberándose de ese pensamiento. Siempre pensaba cosas inoportunas, y, aunque cueste creerlo, la mayoría eran absurdas y no pervertidas.
Una vez localizado el horno lo encendió, metió la pizza dentro y puso las opciones correspondientes para su cocina. Mientras se preparaba, se giró, para ver la situación, posiblemente fatal, que ocurría en esos momentos.

Si bien se dirigieron a la muy nombrada cocina, por encima de aquellos gatos a los cuales Grecia se contuvo de abrazar uno a uno, y solo porque no quería dar una impresión peor. Abierta la puerta de la cocina paso adelante el canadiense y el francés, de ultimo el greco, por cortesía...

Si bien odiaba Heracles era el pelo en la comida, sí, a pesar de tener gatos odiaba comer y encontrarse con tal cosa. Tomo un gorro de cocina y asintió cuando Francia demando que prepararan la mesa, antes de hacer cualquier cosa se aproximo al francés y le coloco el gorro. Después se dirigió a las gavetas y más tarde estantes, busco platos y algunos vasos ¿Qué era de la pizza sin refresco? Luego con la tranquilidad digna de él, coloco dichos trastes sobre la mesa, preparándola para tres personas, ignoro durante ese momento a Canadá, cuando estaba callado y sentado, sin sus planes demoniacos por destruir a los gatos, podía ser muy lindo.

-Ya esta, Francis… -informo sentándose también en un taburete, teniendo en frente la mesa, apoyo el codo en esta y su rostro en la mano observando al francés, tanto lio por una pizza que ahora que Grecia recordaba, a dos cuadras de la casa las vendían, pero ni modo, no se le ocurrió antes.

☼:

Mientras Canadá vivía en su mundo de fantasía, el greco puso la mesa, y el francés ya había empezado con sus artes culinarias. Para Canadá, hasta meter una mera pizza en el horno, eran arte culinarias, y más si lo hacía Francis.

Como no sabía muy bien que hacer, puesto que el greco usó algún truco de magia para tal velocidad, aunque en realidad, lo que pasaba era que Canadá se había quedado dormido con los ojos abiertos y había despertado con la voz de Grecia.

Decidió colocar a Kumajirou en el taburete contiguo al suyo, y se levantó con talante sonriente hacia la nevera, alomejor, podía sacar algo para poner en la mesa.

Estaba tan metido en su aventura, que ignoró su teléfono cuando le llamo Woody Allen. Le llamaba para ser el prota de su próxima película, Vicky, Canadá, Barcelona. No tenía humor para nada ni para nadie que no fuese parte de su aventura épica hacia la nevera.
Abrió la nevera para inspeccionar la situación, y le sorprendió ver un estante vacío, que solo contenía un simple fuet, que le dijo:
- Buenas tardes.
Canadá, sin darse cuenta, le contestó:
- ¿Qué tal?

Hizo el tipo de acción de abrir la nevera para no coger nada. Pero cuando la cerró, pensó: "¡Dios, me ha hablado un fuet"
Para cerciorarse de lo que había visto, abrió de nuevo la nevera. Y el fuet le volvió a hablar:
-Dime.

Como no quería perder su imagen de macho alfa (la que creía que él tenía), cogió una nota de la compra, y apuntó un mensaje para el fuet: "Por favor, fuet, se que sabes leer. No te pongas etiquetas en las orejas. Me cuesta cien euros mandar a un rumano a cortarte el pellejo. Te juro que si cuando abra la nevera en un rato, sigues en la nevera, te la ganas. Coge tus cosas y vete".

Canadá se sento abrazando a su oso durante unos minutos (lo que tardaba Francis en terminar la pizza), y volvió a levantarse, antes de que le sirviesen la comida.
Abrió la nevera, y vio a su "amigo" el fuet leyendo y riendose. Le miró fijamente y le dijo:
- ¿Qué lees? ¿Por qué te ries?
Para que se callase, dijo:
- ¡Psss!
Pasó de Canadá por completo y siguió leyendo.
Leía el libro de Embutidos de España. Miraba la foto de una chistorra en actidud provocativa. Además se reía como Canadá no ha visto nunca reirse a un fuet: de una forma exagerada. Le arrebató el libro por que lo estaba poniendo perdido de grasa y cerró la nevera para dejarle a oscuras. Puso una bombona de butano apoyada en la puerta para que no pudeira abrirla desde dentro.

Después de su odisea a la nevera, sin conseguir nada para comer, volvió a su asiento esperando espectante el almuerzo.
Asustado, cerró la puerta. Se fue corriendo a esconderse tras Francis, pero recordó que no debía interrumpir en el trabajo de este, que necesitaba toda su concentración y belleza para cocinar.

-Oh vaya, esto me hace increíblemente sexy- Dijo entre cuando vio como Heracles le ponía el gorro y se miraba a un espejo que acababa de sacar de su bolsillo y admiraba cuan maravillosa era su figura con el gorro de chef y lo irresistible que estaba. Jo, era tan guapo que le daban ganas de besarse a si mismo, oye.

Decidió no ponerse a mirar la pizza mientras se hacía así que puso una alarma en el movil que sonase cuando debía sacar la pizza.

Observó a Heracles poner la mesa mientras comenzó a admirar su físico de forma descarada. Grecia era un tipo fuerte, parecía que era de gimnasio. Claro, con todas esas figuras de Adonis que había en su tierra, el no podía ser menos. No sería digno de ser llamado "Grecia"

Luego miró a Canadá. Parecía conversar con la nevera... Quizás el moreno tenía a alguna persona/gato encerrado ahí dentro y el tan simpático Canadá le saludó. Canadá era muy amable con la gente. Eso lo había aprendido de él.

Volvió a mirar a Heracles, que ya tenía la mesa puesta y se acercó hacia a él.

-¿Metemos las bebidas en la nevera hasta que se haga la pizza? - Pregunto. Así podía ver al inquilino que vivia dentro de ella

Su recelo hacia Canadá, le obligaba a mirarle de vez en vez, por lo que no paso por alto como conversaba con el interior de la nevera, pensó por un segundo que quizá uno de los gatos se había metido a al frigorífico, con el calor que hacia eso era posible (¿). No despego la mirada del más chico, tampoco se movía, sus parpados comenzaban a caer, Heracles estaba a durmiéndose; por culpa de Canadá no presto mucha atención a la mirada escaneadora de Francis, y no disfruto de ella(?). Termino por quedarse dormido, como era su costumbre adormilarse en los lugares menos apropiados.

Grecia tuvo un hermoso sueño, donde por fin era un felino y podía pasar toda la tarde echado en el suelo lamiendo sus patas, pensaba en cosas ridículas como el sabor de la sardina y las bolas de estambre, acabo por dormirse en su propio sueño, sí, soñaba que dormía en su forma gatuna; sinceramente no había ningún país que conservaba la cordura TODOS ESTAN LOCOS, cosa que al pensar el greco también recordó Alicia en el país de las maravillas, y luego se imagino asimismo como el gato de Cheshire.

Despertó en un pequeño sobresalto cuando escucho a Francis. Se coloco de pie, con la flojera que le identificaba y fue por las bebidas, sin respuesta verbal alguna, se acerco a la nevera y enarco una ceja, mirando de reojo a Canadá; pateo sin cuidado la bombona, la cual debía estar vacía porque Heracles no usaba bombonas de butano desde hacia años, ahora el gas venia por las tuberías y era más económico. Abrió lentamente la puerta de la nevera, imaginando que Francia también curioso se asomaría, que Austria usaría las notas del “chan chan chan” para agrandar la expectativa del asunto si estuviera ahí con su piano y que tal vez si era un gato lo que estaba en la nevera y Canadá lo había escondido para matarlo de frío.

¡Grecia había quitado la bombona para abrir la nevera! Antes de que el canadiense pudiese evitar dicho desastre, el greco ya había abierto la nevera... ¡ya era tarde!

Un aura lúgubre rodeo a Canadá, y los sonidos aromoniosos que recorrían la estancia gracias a la presencia del francés cocinando, desaparecieron, y fueron sustituidas por un silencio igual de lúgubre que el aura del canadiense.

Una idea apareció en la mente de Canadá, asi que con intención de salvar a Grecia y a Francia del trozo de fuet parlante que había en la nevera, salió corriendo de la casa de Heracles cartera de este en mano.

Pasados unos segundos, apareció de nuevo en escena, con su plan listo para ser usado.

Se colocó entre la nevera y el greco y comenzó su plan.
Canadá había ido a comprar al super. Para llenar la nevera y arrinconarlo...¡Se gastó 280 euros! Cuando el fuet vio a Canadá puso ojitos de miedo. No se lo podía creer. Empezó a meter yogures, congelados, leche, verduras, frutas, etc. E´fuet se quedó en un rincón pegado a la bombilla.

Cerró la nevera y se sentó de nuevo en la mesa sacando de su agujero espacio temporal una revista de horóscopos para romper el hielo y olvidar todo lo que había pasado, aunque suponía que sería complicado si el greco habia llegado a ver al fuet parlante.

Todo el mundo se agolpaba a ver qué había dentro de la nevera de Heracles. La mente de Francia ya estaba viendo el cadaver de Turquía o a alguien aleatoriodentro. Oyó al fondo notas de "chan chan chan" que no supo de donde había venido.

Pero, derepente, Canadá apareció de la nada y llenó la nevera de comida. Francia se preguntó "¿Por qué se gastará dinero Matt enalguien a quien odia?" Quizás mantenían un idilio. O no. Quién sabe.

Cuando abrió la nevera la encontró rellena. Pero ningún cadaver ni nadie. El rubio se decepcionó un poco. Lástima que no había nadie. Suspiró, resignado.

Lo que si vio fue a un fuet llorando, lo acarició para que se le pasase la pena y acto seguido se sentó en la mesa.

-Bueno, ahora toca esperar- COmentó mientras se acomodaba.