Nuevas cosas que plasmar

por **Veneciano** Lun Feb 28, 2011 12:37 am

Llevaba toda la mañana aburrido, no tenía ganas de conducir y mucho menos de ir a pata demasiado lejos, así que la mejor idea había sido quedarse en casa, ¿haciendo qué? Nada. Ya el día anterior había comprado pasta a rebosar y no había limpieza que hacer, era temprano para la siesta... y así le buscaba los pros y los contras a las cosas, hasta que en uno de sus ridículos tropiezos lo hizo con un cuadro a medio pintar que reposaba todavía sobre su caballito. Dudoso se había remirado lo que estaba dibujado... no recordaba haber empezado uno por lo que imposible saber que estaba empezado y dudaba demasiado que fuera un cuadro de Romano.

- Ve... - susurró dibujando una sonrisa de oreja a oreja. Bueno, no podría continuar esa bella de arte, pero si podría hacer una nueva, ¿no? Ya que Francia no le devolvía las suyas una buena idea sería hacer nuevas. Así pues, cogió lo necesario y cargando como un burro paseó por las calles italianas en busca de algo que plasmar sobre aquella tela. Horas, o quizá solo minutos pero a él se le habían echo eternos ya que le dolían horrores los pies y podría decirse que la lengua le llegaba al suelo literalmente, fue el rato que se pasó caminando hasta llegar a lo que pronto reconoció. - Le preguntaré si puedo dibujar su casa, ve~ - Cargando aquel cuadro blanco con la cabeza, solo utilizando una mano para que no se cayera, y con la otra una pequeña gran caja corrió hasta abrir aquella puerta del Vaticano de par en par. - Ciao!!

por Invitado Lun Feb 28, 2011 1:02 am

Como todos, aquel era un día especialmente ajetreado. Su horario era muy estricto en cuanto al tiempo que debía utilizar para cada tarea y no podía andar holgazaneando ni distrayéndose con cualquier tontería. Al igual que cada día, se había levantado temprano para dedicar un largo rato a la oración, y luego había llevado a cabo la rutinaria limpieza de su pequeño, pero para nada discreto, hogar. Después, era tiempo para algo de lectura del Evangelio, y se sentó, Biblia en mano, para ponerse a ello. Miles de veces habría pasado aquellas páginas, pero no le resultaba, ni de lejos, cansado.

En ese momento, un ruido enturbió su paz y lo hizo sobresaltarse. Aquella voz. Suspiró, cerró el libro depositándolo con cuidado sobre una mesa y se puso en pie para recibir a su invitado inesperado. Lo miró de arriba a abajo, deteniéndose un poco más su vista sobre los útiles que portaba.

— Deberías aprender que entrar en la casa de alguien sin haber llamado siquiera es de muy mala educación, Veneciano —lo reprendió en tono severo, fulminándolo con sus profundos ojos azules—. ¿A qué se debe tu visita?

por **Veneciano** Jue Mar 03, 2011 6:36 pm

No había detalle cercano al italiano que se le pasara por alto a sus ojos, todo era vislumbrado con interés y como si de alguno de estos fuera a salir del mayor. Seguía en su ensoñación momentánea cuando unos pasos lo sacaron de su trance, dando con su dueño al momento de ser regañado.
Bajó rápidamente la mano que tenía alzada, y con ella la tela, para poder abrazar lo que llevaba en manos y casi darse media vuelta para salir, picar y volver a entrar adecuadamente, cosa que habría echo de no haber escuchado la pregunta.

- Ve~ ¡quería dibujar algo nuevo! Y paseando llegué aquí, así que pensé que podría dibujar tu casa... ¡es muy hermosa! Aunque, si te molesta, también puedo hacer un dibujo de ti, que no tengo ninguno de "Vaticano-niichan".

De un segundo a otro había olvidado la reprimenda, era lo bueno ( según se vea ) de ser regañado constantemente, que el susto llega al momento y rápidamente se olvida. Dio un par de pasos hacia atrás, viendo hacia todos lados con el mismo interés anterior.

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