Добро пожаловать в Россию - Bienvenido a Rusia- [Priv. Francis]

El ruso había salido de su casa de Moscú a San Petersburgo, pues tenía unos asuntos de trabajo que atender allí. Fue una pesada y aburrida mañana, pero cuando por fin acabó de resolver todos los problemas, Ivan se tomó un tiempo para pasear por allí tranquilamente, planeando quedarse en esa ciudad por un tiempo, pues es una ciudad muy importante de Rusia y también tenía casa allí.
Como era habitual en Rusia, hacía frío, mucho frío. En las calles se observaban restos de la fuerte tormenta de nieve del día anterior, pero por suerte no ocurrió nada grave. Ese día, la tempestad ya había desaparecido y solo caían pequeños copos de tanto en tanto.

De pronto, vio a alguien que le pareció familiar. Un hombre joven, rubio y de cabello ondulado, que vestía llamativas y elegantes ropas. Para el ruso, eran bastante raras. Se acercó un poco a él, y entonces lo reconoció.

- Hola, da~

Mientras Francis paseaba por las calles de San Petersburgo, esperando a que su jefe acabase la dichosa reunión, comenzó a pensar en todo lo que le había ocurrido esos días. Había intentado comenzar a salir en serio con una Parisina, pero la había dejado porque el es un pájaro que nació en libertad, como su Pierre. La chica lloró, él se fue a un club de alterne para celebrarlo.

Observaba en un escaparate del centro los objetos de merchandising mientras se colocaba su bufanda azul por dentro del abrigo blanco que llevaba puesto mientras maldecía el clima tan extremo de ese lugar. Nunca le gustó el frío, por ese motivo, siempre que podía se iba a Marsellas. Para él, era la verdadera capital de Francia

Levantó la vista cuando se dio cuenta que alguien le saludaba. Reconoció a Ivan.

-¡Oh! Salut mon ami! Diría que no esperaba encontrarte aquí... Pero... No tiene sentido jeje- Dijo con tono idiota

- ¿Eh? Bueno, Rusia es muy grande, podría estar en cualquier parte y no necesariamente tendríamos que encontrarnos, ¿no crees, da~? - dijo el ruso, con su "aparente sonrisa inocente" de siempre. - ¿Y qué haces por aquí? La gente no suele venir, mi país es demasiado frío. - continuó, con un tono un tanto triste pero sin perder la sonrisa.
Ese encuentro era genial. Mientras hablaba con el francés, le miraba. Su sonrisa se torció, y se le escapó un "kolkolkol" apenas audible. Desprendía un aura misteriosa, hasta terrorífica. Sí, la peculiar atmósfera que le rodeaba cuando quería algo. Y es que siempre había querido París... ¡Oh, qué bonita ciudad! No solo París, ¡toda Francia lo era! A diferencia de su gélido país, el territorio francés era cálido y agradable, alegre y luminoso. Definitivamente... Francia sería uno con él. Muy pronto. Bueno, al fin y al cabo, tarde o temprano todos acabarán siendo uno con Rusia, y cada vez quedaban menos en la lista de "pendientes". El francés aun estaba en ella, ¿como era posible?

- Esto... ¿quieres venir a mi casa, da~? Está bastante cerca. - dijo, queriendo parecer amable y encantador.

-¡Ah! Bueno, ya pero... Será mas facil que te encuentre a ti aquí que a... Italia, ¿no?- Dijo alegremente- Estoy aquí por asuntos políticos, ya sabes ¿No te ha dicho el jefe que ibamos a venir?- Preguntó curioso.

Mientras hablaba con el le miraba fijamente a los ojos. Siempre le había caido bien Rusia, era un tipo agradabley amistoso, hablaba con el durante la segunda guerra, le parecía admirable lo que hizo en 1917, además era bastante guapo, alto y apuesto. Pero no dejaba de darle cierto... ¿Miedo? Había algo en el que no le terminaba de gustar del todo. Nunca supo identificar muy bien que era. Pero ¿Qué mas daba?
Le estaba invitando a su casa.
E Ivan era realmente apetecible.
Alguna vez había tenido un sueño subido de tono con él.
Pero, no, eso jamás ocurriría. Francis temía a Ivan, por muy guapo y atractivo y por mucho que a su user le guste que fuese. Pero, merde!Es que ese atractivo del norte... (? xD)

-¿A tu casa? Bueno, ¿por qué no? Así hablamos de algo, que hace mucho que no lo hacemos- Respondió alegre y algo pícaro- Algún día te invitaré a Francia y nos iremos al Mediterráneo que hace calorcito- Comentó mientras le seguía, dando estúpidos brinquitos y lanzando besos a las féminas locales.

- El jefe me dice muchas cosas, no puedo acordarme de todas, da~ - respondió, sonriéndole.
Ivan se sentía... ¿observado? Algo incómodo, quizás, por la directa mirada que le estaba dirigiendo el francés. Pero él no iba a ser menos, así que se quedó mirándolo de una forma intimidadora, como solo el ruso sabía hacer.
Mostró esta vez una sonrisa efusiva, cuando escuchó el comentario de aprobación del francés.
- ¡ Qué bien, da~! Entonces, ¡vayamos! - dijo, mientras se puso a andar. - ¿Al Mediterráneo, dices? ¡Woah, debe de ser genial~! Hace ya mucho que olvidé la sensación de tener calor, da~. - decía el ruso. En verdad, le había hecho ilusión la propuesta de Francis, y no iba a rechazarla por nada del mundo. Pero, cuando eso pase, Francia ya formaría parte de Rusia...
Reía ligeramente cuando Francis hacía esos estúpidos gestos y lanzaba piropos a las mujeres rusas, ¡pues sí que era un tipo raro! Igualmente, Ivan estaba seguro de que el resto del día lo iba a pasar muy bien.
En pocos minutos llegaron a su casa, un elegante, grande y exótico palacio ruso. Ivan abrió la puerta, e invitó a su compañero a pasar.
- Adelante, da~

Cada vez que el Ruso le miraba, Francis le sostenía la mirada todo lo que podía, por muy intimidadora que fuese... Pero a Francis le alegró la respuesta del ruso. Pensaba que le iba a rechazar. Muchos países le rechazaban cuando ofrecía ir al mediterráneo pues pensaban que había alguna propuesta degenerada y sexual de por medio. Mentiría si dijese que no las hay, pero también lo haría si dijese que era solo para eso.

Siempre le había gustado la casa de Ivan, la encontraba elegante y original.

-Como siempre, tu casa es encantadora- Dijo muy cortés.

Se quitó el abrigo y lo dejó en un perchero cercano a la entrada. Miró curioso el hogar del ruso mientras pensaba en matrioshkas. Esas muñecas eran curiosas. ¡Unas dentro de otras! ¿Cómo se le podría haber ocurrido a Rusia? ¿Por esa manía suya de coger a otros países y hacerlos parte de el, quizás? Países pequeñitos dentro de Rusia. Suerte que el era una esplendorosa nación y no le invadirían. Pobre inocente. No sabía lo que se le venía encima esa tarde.

-Bueno... ¿Y bien?- Preguntó, sin saber muy bien por qué.

Spoiler:

Spoiler:

- Spasibo. Me alegro de que te guste, pero creo que la casa que tengo en Moscú es más bonita,da~ - dijo el ruso, sonriendo. Respondió a las palabras de cortesía del francés, sin intención de continuar con todo ese rollo de comentarios educados y conversaciones intranscendentes, pues tenía un plan mucho mejor para esa tarde.
Ivan también se quitó el abrigo y la bufanda, y los colgó en el perchero, quedándose en unos jeans un tanto caídos y algo ajustados y un jersey grueso de lana, pues allí en su país hacía un frío terrible.
Escuchó la pregunta del francés: "Bueno, ¿y bien?"... ¿Qué clase de pregunta era esa?, pensó Ivan. Pero bien pensado, no importaba demasiado, pues estaba a punto de hacer ver al francés los planes que tenía para esa tarde.
La expresión infantil e inocente que tomaba normalmente desapareció de su rostro por completo, para transformarse en una sonrisa torcida, de malícia, quizás de locura. El color violeta de sus ojos se intensificó notablemente, creando así una mirada penetrante, intimidante.
De su boca se escapó un "kolkolkol" apenas audible.
- Vas a cumplir mis deseos. - dijo en un susurro, pero con tono imperativo, mientras acorralaba al francés en la pared, tomándolo por sorpresa. Ahora, el ruso parecía una persona totalmente diferente. Se acercó mucho al rubio, sonriéndole de forma extraña, daba miedo.
- Serás uno conmigo.

Spoiler:

Francis le sonrió cortés mientras que el ruso hablaba de Moscú. Pero notó en su voz un tono cortante que le decía que no debía continuar con esa conversación, así que no respondió.

Esa sonrisa cortes se tornó viciosa cuando observó los pantalones ajustados del ruso. Pero evitó ocultarla lo maximo posible. Pensaba en como ocultar sus... ¿Gestos? pervertidos mientras se sentaba en un sofá, a esperar la respuesta de Ivan. Francis era un sex symbol, o al menos eso decia él, y podía crear una tensión sexual no resuelta con esa pregunta. Y sobre todo con el chico del norte, con el que no había probado nunca a ponerle en tensión.

Espera... espera...
¿Qué era esa cara del ruso? ¿Por qué cada vez era mas maligno y menos adorable? ¿Por qué le estaba acorralando? Francis tragó saliva mientras el otro se acercaba demasiado a él.
Al oir su propuesta, aunque mas bien se podría llamar mandato, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo mientras mostró una sonrisita nerviosa.

-Eh... je... je,je...- Pudo articular. Inspiró hondo y se intento calmar- A eso le llamo yo ser directo...- Comentó, completamente inmovil

- Desde luego, kolkolkol~ - respondió, con un aura tenebrosa que asustaba al más valiente. Sujetó la barbilla del francés y le miró con esos ojos violeta, tan penetrantes... Besó sus labios, forzándole a abrir la boca para meter su lengua en ella. Desde luego, era un experto en eso. Muchos habían sido uno con Rusia, tenía experiencia, mucha experiendia.
- Sabes, siempre he deseado tener París... debe de ser maravillosa, ¿verdad? - comentó el ruso, hablando muy, muy cerca de él y sujetándole de nuevo la barbilla.
Empezaba a tener calor. Se quitó la parte de arriba, quedándose sin nada. Le acorraló aun más contra la pared, mientras desabrochaba con rapidez y ansia la camiseta, o lo que fuera eso tan raro que llevaba el francés. Lo quería. Lo deseaba. Otro capricho ruso, uno más de tantos... París sería suyo.
Observaba divertido la extraña mueca del francés. Reflejaba... ¿miedo, por su locura, quizás? Sí, sería eso, como todos. Todos le tenían miedo a Rusia. Pero... no parecía estar pasándolo tan mal.
Sonrió para mirarle de nuevo, besándole de nuevo, y bajando a su cuello, lamiéndolo.
- Siempre que me propongo algo, lo consigo. - musitó, sin ni siquiera levantar la cabeza para dirigirle una mirada.

Francia estaba completamente impactado, incrédulo, shockeado y descolocado cuando sintió los labios del ruso, y más aún cuando introdujo su lengua. El rubio, automáticamente, casi sin quererlo tuvo que responder a ese beso como solo un francés buenorro como el (?) sabía hacerlo.

-París...-Comenzó a decir Francis, entre jadeos- Paris est tres jolie...- Fue lo unico que pudo decir.

Cuando vio como el ruso se comenzaba a quitar la camiseta y le desvestia, se sonrojó violentamente, mientras le miraba con los ojos entrecerrados. No de miedo ni horror, si no de vergüenza. Un semental (??) como él, siendo dominado. ¡Dominado! Pero... no era capaz de imaginarse a Rusia de otro modo. No se sentía ni violado ni utilizado, es mas, le estaba gustando. Podría jurar que el motivo por el que fue a la casa de Ivan fue ese. Porque Ivan le atraía sexualmente y no se había acostado con él.

Notó como el hombre que estaba con él le besaba el cuello y murmuraba algo que no entendió. En ese momento se despertó en cierto modo. Hizo que Rusia le dejase de besar el cuello con un movimiento raro y le atrajo hacia si para besarle de forma apasionada y profunda.

-Has ido a querer ver la capital de l'amour...- Comentó ya divertido y acalorado mientras tocaba su pecho.

¿P-pero qué demonios...? Eso... ¡no era posible! Ivan abrió mucho los ojos, muy sorprendido, al ver la reacción del francés. ¿Disfrutaba, con eso? ¿Acaso le gustaba Rusia? ¿No le daba miedo? Todas las personas que fueron -forzadas- a ser uno con Rusia habían tratado todos los métodos existentes para escapar de él, y sus miradas asustadas eran dirigidas hacia Ivan. Miradas de terror puro, a lo que el ruso estaba ya acostumbrado. Por eso, esa reacción del francés le parecía tan extraña.
Francis puso las manos en su pecho y le besó... eso, de alguna manera, hizo que Ivan se sonrojara. Era un beso excelente, por supuesto no se esperaba menos del francés. Costaba tanto arrancarle un sonrojo como el que mostraba en ese momento el ruso... Muy pocas veces le habían hecho cosas como esa, pues era siempre él quién se las hacía a los demás, obligándoles a convertirse en uno con Rusia.

Su expresión de peligrosa locura se suavizó, aunque solo un poco.
- ¿La capital del amor...? - repitió las palabras del francés. Soltó una risa que sonó desesperada. - ¿En verdad crees en algo como "el amor"? - comentó. ¿Cómo podía él creer en algo así? Es decir, por mucho que intentase abrirse a los demás, ellos siempre le rechazaban y ahora el francés le venía con esa estupidez. - Pues... muestráme esa "capital del amor"... - dijo, entrecerrando los ojos y manteniendo una leve sonrisa. Sus ojos púrpura miraban al francés intensamente.

Spoiler:

Notaba al ruso extrañado por sus actos, sorprendido incluso. Pero... ¿Por qué? ¿Acaso no había tenido nunca una experiencia similar?

Cuando Ivan le preguntó por el amor, pudo comprenderlo todo y una sonrisa tierna y profunda apareció en su rostro. Se zafó de la postura en la que estaban y cogió a Rusia de la mano, haciendo que este le siguiese hasta el sofá donde se sentó. Una vez sentado, posicionó sus manos sobre los hombros del ruso y dijo con una voz muy suave:

-Lo primero de todo... No es "El amor"... es "L'amour"- Rio divertido- Lo segundo de todo, claro que creo en él. Todo el mundo tiene derecho a recibirlo y a tenerlo. Quizás... Quizás tú no hayas tenido la oportunidad de tenerlo en mucho tiempo, pero eso no significa que no esté ahí, que no lo necesites... Todo lo contrario, de esa necesidad vienen tus pretensiones de "ser uno con"

Hablaba sin vergüenza alguno, en estos temas Francis era demasiado sentimental y exagerado ¡Qué le iba a hacer! En ocasiones era beneficioso.

-Yo... yo te puedo mostrar la capital de l'amour si quieres. Todas las veces que tu quieras a partir de ahora. Cuando te apetezca, donde a ti te parezca. Pero tú... Tú... - No podíaa expresar con exactitud lo que quería decir, además estaba sonrojado violentamente, pues era la primera vez que hacía una proposición como esa. Así que se terminó de callar, mientras se preguntaba donde había quedado esa virilidad de macho de la Galia y de donde había salido esa damisela parisina mientras apartaba la mirada de esos ojos tan profundos.

Spoiler:

El ruso se sentó al lado del francés, mientras éste le tomaba la mano y le explicaba acerca de lo que él llamaba "l'amour". Extraña palabra, difícil de pronunciar para el ruso. Intentaba comprender, pero no podía... simplemente, no lo entendía. Es decir, eso de "ser uno con", era por pura política... para conquistar los países que le apetecían, puras alianzas políticas. No se lo había planteado de otro modo, pero quizás el francés tenga razón. Algo en el interior del ruso... su empeño en hacer amigos, su deseo de crear un mundo donde todos sean felices, con girasoles... quizás sea eso, quizas necesite "amour"... o algo así.
- Uhh... no sé si lo he entendido, no lo tengo muy claro. Me encantaría que me mostraras la capital del "amour", ahora. - dijo, suavizando el tono de voz. Aunque no dejaba de sonar imperativo y algo amenazante.
Rio al ver la cara del francés. Sus palabras sonaban entrecortadas y estaba rojo como un tomate, no parecía una actitud propia de él. Entonces, el ruso le dio un beso en la boca, introduciendo su lengua, dándole a entender que no hablara más. Pero esta vez, ese beso fue de alguna manera, más suave.

Spoiler:

Francis sonrió cuando Ivan pronunció "amour" de una forma muy extraña, algo siniestra. Fue a hablar cuando notó que su acompañante le besaba bastante mas gentilmente que antes, no sabía muy bien como definirlo. Disfrutó de aquel beso todo lo que pudo y algo mas mientras, como siempre hacía en esos momentos, comenzaba a divagar sobre cosas del acompañante del momento.

Después de esto... El seguiría siendo un país independiente ¿no? Podría comenzar a firmar tratados de amistad y cosas así. Sería divertido y beneficioso para ambos...

Al acabar el beso, Francis le miró ardiente, rodeó su cuello con las manos y esta vez le besó él. Cerró los ojos mientras lo hacía y tuvo una idea, muy buena y genial, que solo podría venir del serñor Bonnefoy. Es que Francis era maravilloso... No había nadie tan genial como él, y mucho menos con un pelo tan precioso.

-No tendrás algo de champagne, vino o algo así ¿No?- Preguntó mientras se tumbaba en el sofá y volvía a atraer al ruso para besarle, y tocarle todo su cuerpo, a la vez.

Spoiler:

¡Qué bien, da! El ruso estaba muy contento. Aparte de que había aprendido algo de ese extraño concepto que el francés denominaba "amour", Francia ya sería suya, y podría hacer lo que quisiese con ese país. ¡La capital de Francia pasaría a ser Moscú! La idea entusiasmaba muchísimo a Ivan.

- ¿"Champagne"? - pronunció extrañamente el ruso. Su manera de pronunciar las cosas en francés daba verdadero miedo, por alguna razón. - ¿Vino? Pues... no, pero tengo algo mejor. ¡Es vodka, da~! - exclamó, entusiasmado y con voz infantil. - No te preocupes... contiene solo un poco de alcohol... kolkolkol~- dijo. Esta vez, su tono de voz cambió y sus ojos violeta se oscurecieron, creando un aura bastante tenebrosa, propia del ruso. - ¡Ahora traigo las botellas, da~! - continuó, cambiando el tono nuevamente.

El ruso se fue hacia su cocina, y trajo seis botellas de dos litros cada una y un par de vasos... Bah, para el ruso eso era como agua...
- Aquí están, da~ Seguro que te va a gustar... kolkolkol. - dijo, con una sonrisa que daba mucho que pensar.

Spoiler:

Francia soltó una carcajada muy sonora al escuchar pronunciar "Champagne" al chico de ojos violetas. Al mirar a sus ojos Francis, derepente se acordó de Liz Taylor. Apartó la idea de su mente. Francia siempre pensaba en cosas absurdas cuando estaba a punto de "mojar", quizás, para el el ambiente no se "subiera" muy rápido. O quizás no. No lo sabía ni él.

-¡¡Oh vaya!!- Exclamó el francés contento- ¡¡Vodka!! Si, si, lo conozco, ¡es una delicatessen!- EL rubio, aparte de pervertido, en sus ratos libres era borracho. Él pensaba que conocía todo el alcohol del mundo, desde el mas tipico vino a cocteles variopintos.

Parpadeó perplejo al ver seis botellas, algo del miedo anteriormente perdido le volvió a acosar, mientras dirigía a Rusia una mirada nerviosa.

-¿No...? ¿No crees que te has pasado? Yo no sé si podré con todo eso... Je... jeje

Aún así, cogió una botella y bebió directamente, sin vaso. El sabor de la bebida le "invadió" completamente y disfrutó del sabor. Era algo masoquista, le gustaba esa situación. También era sadista, pero eso no venía al caso...

-Mmmm... ¡Ah! Delicioso...- Suspiró con satisfacción.

Spoiler:

- Y tanto que vas a poder con esas botell-... Ah, ¿quieres decir? Yo es lo que bebo siempre, da~ kolkolkol - dijo el ruso, con su aura característica.
Vio que el francés no hacía ni caso de los vasos. Vaya, qué sorpresa, con lo "finolis" que parecía... el ruso sonrió divertido y soltó un "da~" animado.
Ivan cogió una botella y también bebió directamente. Se liquidó los dos litros con apenas dos tragos... increíble, algo que solo podría hacer el Rey del Vodka y de la Nieve. Mientras bebía, puso su cabeza hacia atrás y cuando acabó, hizo un movimiento brusco y la movió hacia adelante, de manera que su flequillo cubría sus ojos de una manera un poco tenebrosa. Dio un fuerte golpe en la mesa con la botella ya vacía, y miró a Francis con una mirada que helaría y dejaría sin palabras a cualquiera. Una mirada sugerente, como invitándole a un desafío.
- Sí que está delicioso, tienes razón. El vodka es exquisito. - dijo, esta vez sin tono infantil, muy serio, dejando ver una media sonrisa y fijando su mirada en su compañero.

Spoiler:

-Ya, ya, ya sé que es lo que bebes siempre...- Respondió con un tono de voz cada vez mas bajo.

De repente, ocurrió algo que hizo que Francis comenzase a admirar profundamente al ruso:
¡Se bebía dos litros de Vodka en dos tragos! ¿Dónde se había visto eso? Abrió mucho los ojos a la vez que su boca, dándole una expresión algo idiota.
Visto detenidamente, Francia se dio cuenta que Rusia parecía muy macho bebiendo así, echando la cabeza para atrás y dando un golpe en la mesa cuando acababa. Parecía un macho de taberna.
Si,de taberna.
De esas de mala muerte donde los piratas de Harry Poter Arthur y Antonio competían por ver quien bebía mas. Seguro que si Iván hubiese estado en una de esas tabernas les hubiese ganado a todos en lo que tardaba en decir "da~". Y eso le parecía terriblemente erótico...

Notó como Iván le retaba a beber vodka una vez terminó. Y sabía que iba a perder... Por ese motivo, cogió la botella mas cercana y comenzó a beber a morro. No bebió ni un cuarto de botella...
De repente, el ego del rubio bajó a niveles del inframundo. El, que aguantaba el alcohol mejor que nadie ¡Estaba siendo derrotado!Aunque Iván jugaba en casa. En cierto modo tenía sentido...

-Pero... ¿No estará mejor en cantidades pequeñas, para saborearlo mejor? Vamos, digo yo...- Preguntó, intentando salvarse de algún modo.